martes, junio 24, 2014

Cuento: Bolivian Blues

Mi primer ejercicio del curso, inicio como desarrollo de las palabras Mar y Piano. Cada uno de los compañeros crearon cosas diferentes y esto es lo que me salió a mi:

Bolivian Blues:

Si no hay grandes marineros bolivianos, pensaba para si el viejo, ¡Mucho menos grandes pianistas!, no es que en Bolivia no existan grandes músicos ni grandes pianos; Pero en La Paz los pianos son caros y raros como el coctel de camarones y los acuarios con especies nativas. Por eso es que termine de afinador que es lo más cerca de las ocho octavas de madera que voy a llegar en este país.

Aquí no hay ni grandes orquestas ni grandes conciertos, nadie se ahoga ni en agua ni en música y la única música que gusta es la repetitiva tonadilla que me toca interpretar en las bodas ¡De tecladista, de eso y nada mas!

El niño ya había oído mucho a ese viejo quejoso, se fue por ahí mientras el viejo seguía maldiciendo su suerte mientras gritaba improperios por haberse golpeado el empeine con los pedales del piano. No tenia ni orquesta, ni piano, ni camarones, ni mar, ni dinero, ni nada. El niño en cambio tenía un piano que no sabía tocar, un traje de baño que no tenía donde estrenar, una alergia a los mariscos sin ejercer y algo de tiempo los sábados; de algún modo eran compañeros de bolivianas tragedias.

No hay comentarios.: